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La ingeniería es humana
La
importancia del error
en el
éxito del diseño
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Extracto
del prólogo de Robert Brufau
del
libro "La ingeniería es humana"
de Henry Petroski
(…)
Pensando en
la superación y siempre en el
contexto de la ingeniería estructural, Petroski hace
frecuentes
incursiones en diversos campos de actividad. Introduce al lector en el
mundo de la edificación analizando dos situaciones opuestas,
dedicando, por un lado, un capítulo completo al gran
éxito que representó la construcción
del imponente
Palacio de Cristal de la Exposición Universal de Londres
(Joseph
Paxton, 1851) en solo 17 semanas, mientras que, por el otro, destina
también un capítulo a la descripción
del gran
fracaso del Hotel Hyatt Regency de Kansas, colapsado parcialmente el
año 1981, con el trágico resultado de 114
víctimas
mortales. Con un razonamiento similar aborda el exitoso Puente de
Brooklyn (John y Washington Roebling, 1883) en
contraposición al
fallido puente de Tacoma Narrows, hundido, el año 1940, a
causa
de un incorrecto diseño que no consideró una
evaluación exhaustiva de todos los factores de riesgo.
Finalmente, hace también algunas incursiones en el mundo de
la
aeronáutica, analizando el paradójico caso de los
aviones
Comet, fabricados por la empresa inglesa De Havilland, en los que,
después de tres catástrofes consecutivas y
después
de un riguroso análisis de las causas que las
habían
producido, sus ingenieros, tras aprender de los fallos precedentes,
procedieron al lanzamiento exitoso del nuevo Comet-4. El simple detalle
de haber mantenido el nombre de los aviones le sirve a Petroski para
redundar en la necesidad del aprendizaje a partir de los errores, para
alcanzar el éxito final.
(…)
Para
terminar, me gustaría hacer un
pequeño comentario sobre el capítulo
“De la regla
de cálculo al ordenador: olvidarse de cómo se
calculaba
antes”. Dado el año en que el libro se
escribió,
1984, su contenido puede parecer a ojos de un lector joven un tanto
anacrónico. Para mí, que soy solo un poco
más
joven que Petroski y que, por tanto, viví aquellos primeros
años de las herramientas de cálculo, me parece un
texto
exquisito, con el que he disfrutado enormemente.
Robert Brufau
Niubó
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